Sin duda la práctica del REIKI hoy día está arraigada en Occidente, con algunas adaptaciones que no han modificado su verdadera esencia. Suele practicarse enviando la energía a los principales chakras o centros de energía del cuerpo, con la anuencia del paciente o receptor y por contacto suave de la palma de las manos o también sin contacto directo de las manos. La estimulación y el desbloqueo de los chakras o centros energéticos generan la restauración del flujo de energía, que conducirá a un estado de relajación profunda y de bienestar interior.
El REIKI es energía vital universal que logra armonizar a las personas, sean de las etnias que sean. Considera a las personas como un todo integral, donde se producen los desequilibrios y repercuten en el alma y en el cuerpo, o en el cuerpo y en el alma. En uno mismo se puede encontrar el poder de la autocuración, para beneficio propio primero y, si se quiere, después el poder curativo se puede utilizar para ayudar a los demás.
Se sabe, ninguna persona que está imposibilitada de ayudarse a sí misma puede brindar ayuda a otro. Primero debe sanarse a sí misma, encontrar su propia armonización y paz interior. Luego, estará en condiciones de ofrecer su ayuda a otros seres vivientes. Y conseguirá que otros seres vivientes a su vez puedan aprovechar y beneficiarse con esa ayuda.
Recordemos que el ser humano debería ser siempre pura energía. Los seres vivos poseen KI en sí mismos, aunque muchos no aprenden a aprovechar esa fuerza vital. Y cuando el flujo vital queda interrumpido, los centros energéticos del cuerpo permanecen bloqueados. La energía disminuida provoca que las defensas bajen y se enfermen, tanto el cuerpo como la mente. Si con la ayuda del REIKI la energía se desbloquea logra transformarse en positiva.
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